Visita al Taller de Yoga

Hace pocos días una mujer, lic. en Psicologia, quien actualmente cursa su especialización en Gerontologia, concurrió por primera vez a observar una clase de YOGA, de las que habitualmente se realizan en nuestros HOGARES DE DIA PARA LA TERCERA EDAD. Al finalizar la clase conversamos y ella comentó que estaba sorprendida, con ganas de practicar YOGA ella misma, y que observó que “movimos absolutamente todo, todo el cuerpo”.

El grupo que observó está compuesto por personas de edad muy avanzada. La clase transcurrió enteramente sentados en las sillas, pues las limitaciones y dolores de los concurrentes, superados solo por su enorme voluntad, imponen esta condición. Sin embargo, su observación fue acertada: “movimos todo”.

Pero no solamente todo el cuerpo. Nos movimos enteros, involucrando todos los aspectos de nuestra persona. Poniendo en juego y sosteniendo, en la mayor medida posible para cada uno y cada una , todo lo que implica estar presentes en la clase y en cada ejercicio. En este hecho, nos referimos a la esencia misma de la práctica de YOGA.

Los concurrentes aprenden a ser concientes de su respiración, corregirla si es necesario, mejorarla y ampliarla en capacidad. Más adelante van descubriendo que la respiración correcta y completa es el estímulo constante y necesario para el buen funcionamiento de todos los órganos vitales, contribuye a la nutrición y oxigenación adecuada de todas las células del cuerpo y aumenta la resistencia del organismo a la temperatura invernal.

Avanzando un poco más, comprenden y disfrutan la respiración como herramienta de atención y concentración mental, como técnica para equilibrar emociones y como una valiosa llave para la integración armónica de cada uno consigo mismo/a y con el ambiente en el que estamos, considerando como parte del mismo a los otros/as y a los diversos elementos y factores que lo conforman y de los que van teniendo mejor percepción. Mientras este camino es recorrido, los músculos se fortalecen, las articulaciones se mantienen flexibles por más tiempo, la postura se abre y endereza. Así ganamos en seguridad, autonomía y conservamos las posibilidades de desplazamiento.

Practicamos lateralizaciones, coordinamos la acción de los miembros y utilizamos en todas direcciones y niveles el espacio en el que nos ubicamos. A menudo descubren que pueden abarcarlo más de lo que creían o suponían. Disfrutando cada logro, cada autodescubrimiento, sonreímos más. Y desde adentro. Nos encontramos frente a los otros sonriendo, lo que muchas veces puede implicar en una actitud diferente. Relajando el gesto, compartiendo el alivio. Abriendo los brazos y las manos, encontrando Alegría y Agradeciendo juntos cada nuevo día en que nos reencontramos para volver a Sentir y a sentirnos realmente Vivos en cada Nueva Respiración.

NÉLIDA RIZZO : PROFESORA FORMADORA DE YOGA
MABEL LIFSCHITZ: DOCENTE_ INSTRUCTORA DE YOGA
COORDINADORAS DEL SEMINARIO
TALLER DE TRABAJO CORPORAL CON ADULTOS MAYORES